miércoles, 15 de abril de 2009

Presentación Arcaísmos

Problema de la Lengua: ARCAÍSMOS

El diccionario de la Real Academia Española define arcaísmo así:
Arcaísmo. (Del lat. archaismus, y este del gr. aρχαϊσμoς).
1. m. Cualidad de arcaico.
2. m. Elemento lingüístico cuya forma o significado, o ambos a la vez, resultan anticuados en relación con un momento determinado.
3. m. Empleo de arcaísmos lingüísticos.
4. m. Imitación de las cosas de la antigüedad. [DRAE]
De todas las definiciones que este diccionario nos proporciona, nosotros nos referiremos únicamente a las que se refieren a esta palabra en el ámbito lingüístico.
En este contexto, se denomina arcaísmo a toda palabra, construcción o elemento lingüístico que, a pesar de que llegase a ser muy utilizada en el pasado, por su forma, significado o por ambas cosas, resulta anticuada en un momento determinado, no es de uso tan frecuente o ha sido remplazado por un término nuevo u otra variante. La Real Academia Española acepta como arcaísmo aquellas palabras utilizadas en la Edad Media o incluso hasta el siglo XVII.
Se pueden clasificar según las estructuras en las que se apliquen:
● Verbos o formas verbales: Vide- en lugar de vi.
● Complementos de régimen: Decidí de irme- en vez de decidí irme.
● Estructuras gramaticales: Con su hermano- en lugar de con un hermano suyo.
● Artículos: La puente- en vez de el puente.
En la lingüística histórica, los arcaísmos se refieren a palabras que han desaparecido del habla cotidiana, pero que se siguen usando en ciertos ambientes y zonas, en los que sí son entendidos y vistos como palabras corrientes. Según las diferentes variantes geográficas o dialectos, se pueden diferenciar dos tipos de arcaísmos:
● Arcaísmos absolutos: palabras que han desaparecido de todas las variantes de la lengua.
● Arcaísmos relativos respecto a dos lenguas A y B: palabras que existieron en las lenguas originarias de A y B, pero que actualmente sólo se usan en A.

USO Y DISCUSIÓN ACERCA DE LOS ARCAÍSMOS
Las lenguas se enriquecen con la entrada de elementos nuevos, que pueden ser originados por los mismos hablantes, por otras culturas, lenguas o por otras religiones. Algunos dialectos son especialmente reacios a introducir cambios en su vocabulario pero, es especialmente en algunos registros lingüísticos, como los literarios y formales (lenguaje litúrgico y jurídico) donde hoy en día podemos encontrar un mayor número de arcaísmos. En la literatura han sido y son usados como recurso embellecedor de los textos, remitiéndonos a épocas concretas del pasado o dando ligeros toques de humor.
Un error que cometemos los hablantes de ambos lados del Atlántico es la asociación de los arcaísmos con determinadas variantes “rústicas” o “incultas” de la lengua. No se puede comparar expresiones que corresponden a estratos lingüísticos diferentes, el habla vulgar, con el lenguaje utilizado en la literatura.
El español, a pesar de la presión que ejercen algunos de sus dialectos, es una lengua abierta al mundo y al contacto, consciente de que es más común el envejecimiento de sus palabras y la renovación acelerada a través de neologismos, que la revitalización de arcaísmos, gracias a los cuales la lengua terminaría siendo como un pez que se muerde la cola a sí mismo, como alguien que ve una piedra en su camino, no la esquiva y cae. Que sea más usual el uso de neologismos para renovar la lengua, no significa que los arcaísmos se hayan olvidado, de hecho, muchas de las voces que habían caído en desuso están siendo ahora utilizadas y muy frecuentemente se acaban confundiendo con neologismos.
Últimamente han salido a la luz varias confusiones de arcaísmos con estructuras propias de los dialectos, como el uso femenino del sustantivo calor, formas plurales de las narices y las espaldas (comunes en Méjico), el leísmo y el laísmo, la oposición funcional entre los pretéritos simple y compuesto, el uso de vos tónico...Sin embargo las discusiones y confusiones originadas por estos términos tienen fácil solución y nos remiten a un problema ya conocido: el dialecto madrileño/castellano no tiene porque ser la única base correcta del español. Los dialectos, con sus características y peculiaridades merecen también un respeto por los demás hablantes e incluso éstos tienen rasgos que no son normativamente correctos, como el laísmo y el leísmo, por lo que deberían de ser igualmente criticados. Cada dialecto tiene su historia, sus fases y nadie tiene la suficiente autoridad para rechazar sus cualidades. La importancia de los sujetos prevalecerá sobre las normas lingüísticas creadas, pues son ellos quienes tienen en sus manos la capacidad de modificarlas.

EJEMPLOS
Un ejemplo es el uso del futuro de subjuntivo (amare/hubiere amado), forma verbal que sólo se conserva en algunos dialectos, frases hechas y como recurso estético para dar un enfoque determinado al texto.


A continuación adjuntamos un artículo que habla de arcaísmos titulado "Palabras que aun viven en el diccionario". Ha sido publicado por Ricardo Soca en Páginas del Castellano.

"La Academia Española no se caracteriza, como sabemos, por su agilidad en la incorporación de nuevos vocablos ni tampoco, ciertamente, por su presteza en la hora de eliminar términos abandonados por el uso y olvidados por los hablantes. Este último caso parece ser el de zurruscarse vocablo que figura en el Diccionario con la denotación de 'irse de vientre involuntariamente'. En la primera edición (Autoridades), más precisa en este punto, se aclaraba que la acción enunciada por este verbo tenía lugar 'especialmente con ruido o en la ropa'. Mientras zurruscarse enmohece en el diccionario y ni siquiera existe en el corpus actual de la Academia, me parece poco probable que algún lector se haya topado alguna vez con un pedido tal como "Oye, me he zurruscado, ¿podrías ir a mi casa a buscarme un pantalón limpio?" No menos útil para una persona que se precie de poseer vocabulario rico y presto para todas las eventualidades es la palabra bardaje, que, según el mismo Diccionario nos enseña, denota 'homosexual paciente' y de la cual aparecen cuatro casos en el corpus, sin duda todos ellos tomados del Diccionario. El calificativo paciente no está allí, obviamente, para excluir a los homosexuales que tienen poca paciencia, sino para delimitar el alcance del término a los pasivos pero, en todo caso, parece altamente improbable que este extraño vocablo pueda oírse en nuestra época con mucha frecuencia en cualquier lugar del área hispanohablante.
La ideología católica y reaccionaria ha marcado –sobre todo hasta el siglo pasado– muchas definiciones del diccionario, como la de marxismo que, hasta 1970, era definido como "doctrina de Carlos Marx y sus secuaces". Ese texto quedó atrás en la edición de 1984, nueve años después de la muerte de Franco, pero el peso de la ideología se arrastra hasta hoy en vocablos surgidos en el tiempo en que la mujer era considerada un ser inferior, que se mantienen en el acervo académico como una costra que espera ser limpiada. Vemos, por ejemplo, la palabra zurrona 'mujer perdida y estafadora'. No sabemos en qué casos podría aplicarse esta doble adjetivación y el Diccionario no lo explica; tal vez a una prostituta que se niega a prestar sus servicios después de haber recibido el dinero del cliente, aunque en ese caso sería sin duda estafadora, pero ya no tan perdida, puesto que rehúsa conceder sus pecaminosos favores. Por supuesto, un zurrón no es para el DRAE un hombre perdido y estafador, sino una simple bolsa de cuero. "

Algunas cosas que se escriben acerca de los arcaísmos:

"Esta x, que tradicionalmente y como un signo de identidad han mantenido en las citadas palabras y en un puñado de ellas más los mexicanos, es un arcaísmo gráfico, del tipo que a veces todavía se ve en Ximénez por Jiménez o Xerez por Jerez. A un mexicano no se le ocurre escribir el nombre de su nación con j. Los españoles, con permiso de la Real Academia Española, podemos escribir Méjico o México; incluso tal institución aconseja el uso de la primera de las dos grafías. Dejando a un lado las regulaciones ortográficas académicas, en otros tiempos a todo español que tuviese ocasión de acceder a los estudios primarios se le enseñaba ya en la escuela que en determinadas palabras la x había que decirla como si uno estuviese viendo una j; y, como era tan pequeño el número de palabras que presentaban esa rareza, cualquier niño era capaz de aprendérselas y de recordarlas siempre. Ni que decir tiene que el maestro no daba ninguna explicación sobre el fenómeno, ni falta que hacía. Probablemente ni siquiera él la conocería (y, si la conocía, hacía muy bien en guardársela), pero al menos transmitía fielmente y sin error algo que a su vez a él le habían transmitido. Y los niños recibían aquello con el mismo beneplácito, la misma perplejidad o la misma indiferencia con los que aceptaban que una cosa que había que dibujar y que ocupaba sitio en el renglón, una letra llamada hache, fuese como los ceros a la izquierda cuando hacían cuentas. Pero eso era entonces, los tiempos en que en la escuela se aprendía a leer y a escribir, nada más y nada menos; hoy día, quién más quién menos, maestros y profesores andan entretenidos en enseñar modales y se esfuerzan por hacer entender a los niños y no tan niños que en clase no se debe estar medio acostado y con los pies encima de la mesa: ¡como para estar pasando un ratito contándoles lo de la x de México!"


¿SON LOS ARCAÍSMOS REALMENTE UN PROBLEMA DE LA LENGUA?

Esta cuestión bien puede plantear un debate; los arcaísmos pueden ser considerados como un rasgo diferenciador de la lengua en las distintas regiones de los territorios hispanohablantes. Así, encontramos que muchos pueden considerarlos como palabras que caracterizan su lugar de residencia y la confiere una personalidad propia dentro del conjunto de nuestra lengua.

Al tratar los arcaísmos se nos plantea la importancia absoluta o relativa que las modas pueden tener en nuestra lengua. Bien podemos deducir que las palabras que “por moda” se están creando hoy en día, pueden llegar a ser arcaísmos en un determinado periodo de tiempo. Se puede hablar, en cierto modo, de un periodo de caducidad en los propios elementos de la lengua; cabe apuntar que quizá éste se va acortando, pues las modas se encargan enseguida de transformar palabras usuales en arcaísmos. El Periodismo será la muestra más concreta en la evolución que día a día experimenta la Lengua en todos sus ámbitos.

Es por ello, que se puede afirmar que la Lengua también se ve influida y es reflejo de la propia evolución de sus hablantes y del contexto en que se mueven. Y en este desarrollo la heterogeneidad es algo patente. De este modo, los arcaísmos pueden suponer notas peculiares en los hablantes o en regiones que ayudan a aportar una idea acerca de las características de aquellos que los usan.

Pero ante todo, queremos concluir que los arcaísmos no deberían observarse desde una perspectiva negativa, sino que proponemos considerarlos como términos enriquecedores de una lengua, y que denotan su vitalidad en el mundo actual.


WEBS RECOMENDADAS
http://www.fuenterrebollo.com/Castilla/arcaismos.html--
Página web que trata sólo de arcaísmos. Es una especie de diccionario.

FUENTES
http://culturitalia.uibk.ac.at/hispanoteca/Foro-preguntas/ARCHIVO-Foro/Arcaísmo.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Arcaísmo"
http://www.wikilengua.org/index.php/Arcaísmos"
www.omni-bus.com/n7/x.html
Artículo: De nuevo sobre Arcaísmos. Juan M. Lope Blanch. Revista CAUCE.