miércoles, 4 de febrero de 2009

1. La Heteronimia, otra forma de clasificación de los nombres por su género.

Los orígenes etimológicos de la palabra heteronimia los encontramos en el griego, fruto de la unión de las palabras eteros (otro, el otro) y del sustantivo onoma(nombre). Por tanto, tan sólo con su etimología podemos descubrir en qué consiste este fenómeno, que pasaremos a estudiar en el siguiente artículo.
En primer lugar, cabe analizar este término desde el aspecto lingüístico; lo definiríamos como un proceso por el cual dos palabras poseen formas y etimologías diferentes a pesar de tratarse de vocablos de gran proximidad semántica. Se trata de términos gramaticales en oposición, procedentes de raíces diferentes. Un ejemplo de esto es la oposición de género que presentan las palabras toro/vaca (masculino y femenino).
Para explicar con más detalle este fenómeno de la heteronimia, hay que prestar atención y saber diferenciar entre género gramatical (masculino y femenino) y el sexo del referente. En los casos en los que el género y el sexo no coinciden se utilizan palabras diferentes para designar el masculino y el femenino. Cabe nombrar algunos ejemplos ilustrativos de este fenómeno son: padre-madre, macho-hembra, caballero-dama, caballo-yegua, carnero-oveja, hombre-mujer, padrino-madrina, yerno-nuera…
Si nos detenemos a tratar de averiguar el origen de esta relación entre nombres de etimología diversa, que están íntimamente relacionados y que en este caso indican la oposición de género, se debe comenzar buscando en el significado que se le daba a las palabras, su connotación.
Así, cabe estudiar uno de los ejemplos nombrados anteriormente: caballo (masculino) y yegua (femenino). Por un lado tenemos la palabra caballo que procede de la palabra latina “caballus” (caballo de carga), mientras que yegua procede de “equa”. En el latín clásico también existían otras formas del habla para referirse a este animal como equus, pero como se puede apreciar en la actualidad ésta última forma no ha perdurado hasta nuestros días. Este fenómeno lingüístico tratado afecta a nombres que por diversas causas tienen una gran relevancia cultural (bien ahora o en un pasado) como lo son los ejemplos anteriormente nombrados. Por tanto, se debe recalcar la estrecha relación mantenida con la connotación que en nuestra cultura se ha ido dando a determinadas palabras. Sin embargo, no conviene pensar que la heteronimia únicamente se da en el castellano, ya que también sucede en otras lenguas europeas. De este modo, encontramos muestras de él en lenguas como el catalán (home-dona), el francés (homme-femme) o el alemán (Mann-Frau).
A modo de conclusión, podemos determinar que el fenómeno que se ha descrito a lo largo del artículo se trata de un proceso especial a la hora de formar y clasificar los nombres según su género. Pero en la heteronimia vemos representado algo más que en la definición más objetiva no aparece; es el reflejo de nuestra evolución lingüística, y, con ella, la historia del desarrollo de nuestra propia cultura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario